A más de siete meses de que el grupo empresario a cargo abandonara la mina de oro y plata, el gobierno provincial de Neuquén, en Argentina, lanzará una convocatoria pública de inversores para retomar el proyecto de Andacollo Gold.

El ministro de Energía de ese país, Alejandro Nicola, adelantó que antes de fin de año se publicará el aviso. Aseguró que en los últimos meses recibió muchas consultas de empresarios, que inclusive han recorrido las instalaciones y todos aseguran que el negocio es viable y que “hay un buen potencial”.

Sin embargo, la convocatoria está sujeta a la definición que tome la justicia sobre el contrato entre el gobierno provincial y la firma Andacollo Gold S.A. Para el Ejecutivo, de todos modos, el abandono de la mina fue razón suficiente para dar por terminado el acuerdo.

La situación es por demás irregular porque la empresa nunca se presentó a quiebra ni cerró, sino que realizó una suerte de lock out patronal. No sólo dejó de producir sino que desde febrero no paga los sueldos de los trabajadores -a los que tampoco despidió-, y hoy son afrontados en su totalidad por el Estado.

Según Nicola, el Tesoro desembolsa unos 2 millones de pesos por mes para sostener el salario de los trabajadores y las tareas mínimas de mantenimiento de la mina, que desde hace siete meses no produce un solo gramo de metal.

El gobierno calcula que para poner a punto la explotación habrá que desembolsar unos 20 millones de pesos. Pero también esto es incierto porque no está claro qué pasará con las instalaciones de superficie de la mina, que pertenecen a Andacollo Gold.

Es probable que parte de las mismas se utilicen para pagar el tendal de acreedores que dejó la empresa, entre ellos el propio gobierno provincial.

El derecho de explotación de oro y plata en ese lugar pertenece a la empresa estatal Cormine. En 1998, tras una licitación fallida, se firmó un contrato de usufructo con la empresa Andacollo Gold. En la práctica, fue una suerte de tercerización de la explotación minera.