Pascual Veiga, presidente de la Asociación de Grandes Proveedores Industriales de la Minería de Chile…

Pascual Veiga, presidente de la Asociación de Grandes Proveedores Industriales de la Minería de Chile, discute las enormes oportunidades de la industria como también sus desafíos—siendo el acceso a la obtención de personal el desafío clave para los proveedores

Por Alfonso Tejerina

El reinado de Chile como el mayor productor de cobre mundial está lejos de terminar. Mientras Perú, N° 2 en el ranking, trata de cerrar la brecha con una interesante cartera de proyectos (pero con eternos problemas con las comunidades), Chile no se queda quieto: tiene el doble de las reservas de cobre que su vecino del norte (27,5% de las reservas mundiales contra el 13% de Perú, de acuerdo a la USGS); y, lo que es más importante, estas reservas siguen materializándose en grandes proyectos nuevos y ampliaciones de minas, agrandando el portafolio de inversiones de la industria año tras año.

El último cálculo de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) arrojó una cifra de US$104 billones en inversiones a realizarse en la industria minera Chilena de aquí al 2020. A pesar que este importante aumento en comparación a la estimación del año pasado (+56%) puede ser explicado en parte por la inflación en los costos, también hay nuevos proyectos que se han agregado al portafolio. El oro es cada vez más importante, pero el cobre es el que genera más dinero: en efecto, la producción del metal rojo debiera aumentar de 5,3 millones de toneladas métricas ™ de cobre fino el año pasado a 8,4 millones de tm para el 2020, según Cochilco.

En este contexto, uno se puede imaginar la cantidad de oportunidades disponibles para los proveedores de todo tipo, desde bienes de capital hasta servicios, pero es imposible no plantear la pregunta de donde se sacará a toda la gente necesaria para materializar estos proyectos. Pascual Veiga, presidente de Aprimin, ofrece un punto de vista sobre los desafíos asociados a los recursos humanos y las iniciativas de la industria para garantizar la sustentabilidad del sector.

Aprimin Logra un Equilibrio
La Asociación de Grandes Proveedores Industriales de la Minería de Chile (Aprimin) fue creada el 2003, apenas algunos años después que las grandes compañías mineras de Chile establecieran su organismo de la industria, el Consejo Minero. Existía, cuenta Veiga, la necesidad de lograr un equilibrio entre las grandes corporaciones mineras y los proveedores de bienes y servicios de la industria. Aprimin tuvo la misión de llegar a ser un agente estratégico dentro de la cadena de valor minera.

Aprimin comenzó con 23 empresas, y hoy cuenta con 78 socios, empleando 120.000 personas en forma directa y 30.000 personas en forma indirecta. Estas 78 compañías son sólo una pequeña proporción de los 3.600 proveedores mineros de Chile, no obstante son responsables del 82% de los ingresos provenientes de la venta de bienes de capital, repuestos y servicios asociados. Los ingresos de los miembros de Aprimin fueron de US$10 billones el año pasado, y la asociación espera que alcancen los US$12 billones el 2012.

Veiga indicó que el número de empresas socias se ha más que duplicado en los últimos tres años, aun cuando los requisitos de ingreso son estrictos. “Para ser miembro de Aprimin, una empresa debe tener ventas por más de US$12 millones al año al sector minero; además, debe tener personal trabajando directamente en faenas mineras; y obviamente tiene que cumplir con una serie de códigos éticos y comerciales,” dijo.

La Subcontratación Gana Más Fuerza
En Chile, a diferencia de otros países Latinoamericanos, la subcontratación ya es vista como la norma, no la excepción, y la industria ha experimentado un crecimiento fenomenal. “Hace veinticinco años, el mercado de proveedores de servicios para la industria minera era prácticamente inexistente,” dijo Veiga. “El modelo era que las compañías mineras fueran auto-suficientes. Hoy en Chile, por cada trabajador propio en una compañía minera hay 2,85 trabajadores subcontratados como un promedio industrial.

“Ha existido una fuerte tendencia hacia la externalización, especialmente en aquellos servicios ligados directamente a los equipos y bienes de capital. Comparados con otros países, hemos experimentado una gran evolución. Estamos muy cerca de Canadá y Australia, y en América Latina somos por lejos el país con las mayores cifras de subcontratación. En algunos casos esta alcanza una proporción de cinco subcontratistas por trabajador directo Minera Los Pelambres [de Antofagasta Minerals] es un gran ejemplo de esta tendencia,” dijo Veiga.

Este volumen crítico ha permitido a las compañías adquirir la experticia para aventurarse en otros mercados mineros en la región, particularmente Perú, Argentina, Colombia e incluso Ecuador. El 2010, las exportaciones de bienes y servicios de compañías asentadas en Chile fueron por US$350 millones. A pesar que la asociación aún tiene que procesar más números recientes, Veiga insiste en que hoy la cifra es significativamente mayor y la meta es triplicarla para el 2015.

Competitividad: Proveedores de Clase Mundial
Aunque algunos países tratan de limitar la llegada de competidores extranjeros afirmando que podrían poner en peligro sus industrias nacionales, el modelo Chileno de apertura no ha impedido el crecimiento de la industria nacional de servicios mineros. Por el contrario, ha promovido la creación de un cluster minero sin rival en la región. Veiga asegura que es la fuerte competencia la que ha hecho proveedores de clase mundial en Chile.

“Somos ciertamente la economía más abierta en América Latina y creemos firmemente en nuestro modelo. Un mercado abierto significa una enorme contribución de valor. Promueve la competencia y aumenta la competitividad, como también evita que nosotros, los Chilenos, seamos indulgentes. Un mercado abierto no afecta el tamaño de nuestros márgenes. En lugar de eso, nos permite ser más atractivos cuando queremos entrar a otros mercados.”

Es más, Veiga invita a los nuevos proveedores a traer sus bienes y servicios al mercado Chileno. “Las oportunidades son enormes. No importa cuanta ayuda recibamos, la oferta completa disponible en Chile no será suficiente para satisfacer la demanda, especialmente en el periodo 2013-16.”

En una estrategia diseñada para asegurar a los proveedores que se van a necesitar en los años venideros, el Ministerio de Minería de Chile y compañías como Codelco y BHP Billiton están trabajando en un programa para desarrollar ‘proveedores de clase mundial.’ Tiene sentido, considerando que sólo Codelco posee un portafolio de inversiones de US$30,6 billones durante los próximos ocho años. Entretanto, Aprimin también está trabajando con empresas proveedoras de sus propios socios a fin de mejorar los procesos de gestión y la calidad de los servicios contratados.

La innovación también juega un papel vital en la obtención de cualidades de ‘clase mundial’. En Chile, 5% de todos los gastos en investigación y desarrollo provienen del sector minero, una cifra que según Veiga debiera ser más alta. En el caso particular de los proveedores de servicios, algunos de los integrantes de Aprimin son empresas internacionales que se tienen centros dedicados a la investigación y desarrollo en otros países. Sin embargo, hasta hace muy poco ha sido normal que las innovaciones no se introdujeran al mercado Chileno debido a débiles normativas de protección en la legislación Chilena. “El gobierno está consciente de esto y se han introducido algunos importantes cambios; esto debiera ayudar a traer más innovación,” dijo Veiga.

Estandarización de la Industria
La creación de proveedores de clase mundial también se relaciona a una problemática frecuentemente pasada por alto por los clientes finales de los proveedores, las grandes compañías mineras; y esa es la gran cantidad de aprobaciones y certificaciones que todos los subcontratista necesitan obtener antes de poder comenzar a trabajar en un lugar en particular.

Junto con Sernageomin, un regulador de la industria a cargo de la seguridad, Aprimin está tratando de homologar los requisitos de entrada para que todos los procedimientos de seguridad se realicen en forma eficiente. El proyecto para la nueva regulación ya está en una etapa avanzada y podría aprobarse un marco regulatorio completo nuevo antes de Noviembre este año, en acuerdo con los operadores mineros.

“Hoy en día, diferentes empresas, e incluso diferentes minas, dentro de la misma corporación minera tienen diferentes requisitos para acceder a sus faenas mineras,” dijo Veiga. “Perdemos muchas horas-hombre en cursos de capacitación e inducciones, muchos de los cuales son repetitivos, lo que acentúa nuestro problema de escasez de gente. La idea de proporcionar una identificación que pruebe que un trabajador está certificado para trabajar en la mina. Estimamos que esto podría ahorrar a los proveedores de servicios de toda la industria alrededor de US$12 millones.”

A la cabeza de las diferentes iniciativas para hacer frente al desafío del recurso humano, los esfuerzos de Aprimin por aumentar la cooperación con las compañías mineras y optimizar los procesos de la industria debieran ser alabados y no fácilmente imitados en otros países mineros de la región. En menos de 10 años, la asociación se ha convertido en un protagonista  principal en la cadena de valor y una de las voces más importantes que tanto reguladores como grandes corporaciones mineras tienen que escuchar. La creación del así llamado ‘cluster minero’ en Chile seguramente habría encontrado muchos más obstáculos si no fuera por la contribución de la Aprimin.

Alfonso Tejerina cubre América Latina para Global Business Reports. Se le puede contactar escribiéndole a su correo electrónico: alfonso@gbreports.com.