La proyección de la inversión minera en Chile aumentó hasta los 112.600 millones de dólares para el período comprendido entre 2013 y 2021, un 8 % más que en la última estimación, de noviembre de 2012, informó el Ministerio de Minería.

El titular de esta cartera, Hernán de Solminihac, hizo público el informe de la cartera de inversiones y señaló que, a pesar del incremento de 8.256 millones de dólares, se prevé también un atraso en diversos proyectos.

“Había indicios en el mercado que decían que se habían caído proyectos y esto demuestra que los proyectos no se han caído, sino que a lo mejor se han postergado entre uno y tres años”, dijo el ministro en la presentación.

Según De Solminihac, los retrasos se pueden deber a problemas internos de las compañías como la financiación, a complicaciones ambientales o a decisiones como la definición de proyectos para hacerlos “más competitivos”.

Respecto del anterior Catastro de Inversión de Proyectos Mineros, presentado el pasado noviembre, se han incorporado nueve iniciativas nuevas, se han retirado siete, diez continúan sin cambios, veinte han variado su valor y/o plazo y ocho han sido retrasadas.

La cartera de inversión está formada en un 77 % por cobre, en un 19,4 % por oro y plata, y en un 3,6 % en hierro y minerales industriales.

La mayoría de las inversiones proceden de Chile, con un 45,8 %, seguido de Canadá, con un 27,3 %, de Japón, con un 9,8 %, y de Suiza, con un 4 %.

Además, por primera aparece en la cartera una inversión procedente de China, de noventa millones de dólares, lo que según el ministro significa que el país asiático “es un inversionista y no solo un consumidor”.

Casi un 90 % de los proyectos mineros se concentran principalmente en el norte del país, en las regiones de Antofagasta, Atacama, Tarapacá y Coquimbo.

También hay proyectos en Valparaíso y Metropolitana y O’Higgins en el centro del país.

El Catastro de Inversión de Proyectos Mineros incluye solo inversiones superiores a los 90 millones de dólares, iniciativas que hayan sido anunciadas públicamente por las empresas y que hayan pasado la primera fase de desarrollo, conocida como perfil, y que no se hayan puesto en marcha todavía.